jueves, 29 de septiembre de 2016

Leyenda de Toledo. Mil y una noches.

Toledo es la única ciudad mencionada en la obra de las Mil y una noches. Toledo es una ciudad repleta de historia, misticismo y leyenda. Esto lo vemos en esta leyenda donde se nos narra la conquista de Al-Andalus, con la leyenda de la mesa de Salomon y el conocimiento de esta ciudad donde siempre se reunieron grupos de alquimistas, místicos etc para conocer sobre el conocimiento que siempre guardó esta ciudad.




"Me han contado, oh rey feliz, que hubo una ciudad llamada Toledo que fue capital de los francos* y poseía un alcázar que permanecía siempre cerrado. Cada vez que fallecía un rey cristiano, al sucederle otro, le ponían un candado más, y con eso la puerto llegó a reunir veinticuatro. Pero entonces ascendió al trono un hombre que no era de la casa real y quiso abrir los candados para ver aquello que tan celosamente se guardaba en el castillo. Los notables del reino trataron de impedirlo, se le opusieron y resistieron pero el rey no les hizo caso y aunque le ofrecieron todo tipo de objetos de valor para evitar que abriese el alcázar prohibido, él no cejó en su propósito, diciendo que iba a ver lo que allí se custodiaba.

El rey terminó violando la puerta, encontrando dentro del castillo pinturas en las que aparecían los árabes representados con sus caballos y camellos, llevando en sus cabezas turbantes a medio caer, con las espadas en el cinto y lanzas largas en la mano. También halló un escrito que decía "Los árabes dominarán este país cuando se abra esta puerta: su aspecto es semejante al de estos dibujos. Cuidado... mucho cuidado... con abrir esta puerta.

Actuales Cuevas de Hercules donde se ambienta la leyenda

Aquella ciudad estaba ubicada en Al-Andalus y fue conquistada por Tariq ben Siad en ese mismo año, siendo califa Al-Ualid  ben Abd el-Malek, uno de los Omeya, y dio muerte a aquel rey de mala manera, asolando el país, haciendo prisioneros a las mujeres y jóvenes que vivían allí y apropiándose de sus bienes como botín.

Encontró un enorme tesoro en la ciudad: más de ciento setenta diademas de perlas y jacintos, piedras preciosas y un salón de audiencias tan grande como para que los jinetes celebraran allí sus fiestas. También halló vasijas de oro y plata imposibles de describir y la mesa que había sido del rey Salomón, hijo de David (la paz sea con ambos). Se dice que era de esmeralda y que todavía se conserva en la ciudad de Roma.

Arca de Salomón.
La vajilla era de oro y los platos de crisolita y gemas. También encontró el Libro de los Salmos, escrito en letras griegas sobre hojas de oro adornadas con piedras preciosas, y otro libro en el qeu se describían las propiedas de los minerales y las plantas, y que trataba de las ciudades, las granjas, los amuletos y la alquimia, todo lo cual estaba escrito sobre oro y plata. Un tercer libro explicaba el arte de tallar rubíes y otras piedras preciosas, la preparación de venenos y antídotos, y la figura de la Tierra, los mares, los países y yacimientos.

Vio también un gran salón repleto de elixires, bastaba un dracma de ellos para transformar mil dirhams de plata en oro puro. Y un enorme espejo redondo, extraordinario, hecho por el  profeta Salomón, hijo de David (la paz sea con ambos) en una aleación de metales. Cuando alguien se miraba en él, veía claramente los siete climas de la tierra habitada. Y encontraron un salón repleto de topacios persas como ni pueden describirse. Y todo esto fue transportado hasta donde se encontraba Al-Ualid ben abd-el-Malek.

Los árabe se diseminaron por todas las ciudades de Al-Andalus, un espléndido país. "